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La Marca, un Protagonista Digital

Cada relato tiene un autor, cada historia tiene un protagonista. Y cada autor tiene su estilo, y cada protagonista es dueño de su guión, que se diferencia del resto.

En la historia que vivimos hoy estamos en tiempos de cambio donde es escrita por un “nuevo” autor. Los protagonistas de este nuevo relato ya no son los de hace 10 o 15 años atrás.

Mucho se esta hablando hoy sobre este tema, y al ser una época de cambios aparecen futurólogos, apocalípticos, extremistas, etc mientras la historia continua, y sigue dándonos pistas de quien firma este nuevo episodio.

A partir de lo que esta pasando en la web podemos decir que el nuevo entorno/autor es “femenino”, dejando de lado el protagonismo de lo “masculino”.

De alguna manera estamos volviendo a las fuentes (o sea, no tiene nada que ver con el feminismo u otros movimientos). De alguna manera la inmediatez, la facilidad, el bajo costo, y la movilidad que nos brinda la tecnología digital, hace que nuestras relaciones puedan llegar a ser más humanas. Destacamos el detalle de “pueden llegar a ser”, ya que depende de cómo usemos la tecnología.

Al decir “más humana” y en un entorno más “femenino” nos estamos remitiendo a ese primer diálogo con nuestra madre. En nuestros primeros años, todo es experiencia “pura”, con pocas palabras pero mucha interacción, muchos cambios. Todo es un descubrir, y nuestra madre (femenino) es la que nos descubre ese nuevo mundo.

Hoy volvemos a maravillarnos con historias de otras personas. Los entornos digitales permiten volver a poner en el centro el diálogo. Las experiencias e historias se comparten generándose una relación entre iguales.

El ejemplo más claro del cambio de un entorno “masculino” a otro más “femenino” esta en el valor que le damos a los productos. Hasta hace unos años el producto era un objeto que cumplía sus objetivos funcionales y daba una ganancia concreta a una empresa. Sin embargo hoy el producto es la excusa para una historia que cumplirá su ciclo, y que dará una ganancia a una comunidad (además de por supuesto cumplir su función y dar una ganancia a una empresa). En definitiva, deberá ser una solución a un problema, para que de esta manera: la historia continúe.

No queremos decir que lo “masculino” deja de tener relevancia, sino que ya no es el protagonista. Como en la vida, las diferencias conviven, se potencian y se complementan. De todos modos, si no fuera por la explosión del uso de soluciones digitales y la popularidad de las redes sociales donde todos comparten sus historias (entorno “femenino”), los productos y las marcas seguirían sin tener una relación más “sincera” con las personas.

Gracias a que ahora cada experiencia es importante y podemos compartirlas con otros, las marcas y los productos responden a lo que las personas realmente necesitan.

Santiago Trevisán