Todo el entrenamiento y la expectativa creada en la previa tiene un punto final al subir al ring a pelear en 6 metros cuadrados durante 12 rounds de 3 minutos.
El punto final es también el inicio. Sólo construye dentro del ring. Lo que se trabajó antes, se alimentará del valor que se construye en el ring. Subir ya es el principio de una historia de oportunidad.
De la misma manera, la decisión de ser protagonistas en la era digital ya genera respeto. Ahora bien, como en el boxeo, si no somos conscientes de las posibles consecuencias y no se trabaja para evitarlas, los resultados pueden ser irreparables.
Sólo la agilidad, la adaptación y la constante capacidad de respuesta es lo que nos permite jugar en el ámbito digital de cambio permanente. Por eso, asi como podríamos parafrasear “No sólo de piñas y potencia vive el boxeador, sino mas bien de sus piernas, la velocidad y la distancia”, también en los negocios de la era digital podríamos decir “No sólo de campañas y grandes anuncios vive una marca, sino mas bien de la atención y servicio a sus clientes en el día a día, la medición y el testeo permanente”.
Por todo lo dicho, pero también por encontrar ejemplos que vivieron esta dinámica, invito a prestar atención a la vida del boxeador Nicolino Locche, en especial su gran pelea vs Fuji:
En esta pelea se ve una estrategia donde no busca destacarse sólo en un “golpe mágico” sino en una constancia que cuida los detalles y la distancia.
Seguramente entre otras cosas, me gusta mucho el boxeo por sus similitudes con el mundo dinámico de la era digital donde, si no se encaran los negocios de forma integral y estratégica, los errores pueden llegar a pagarse muy caros.
Por eso, no estaría nada mal que tengamos en cuenta lo que dice el ex-boxeador Karateca Medina: “En otro deporte, te cansas y no pasa nada; acá te cagan a palos”.
